miércoles, 5 de mayo de 2010

CORRECCIÓN ST JORDI (gemma)




OTRA REALIDAD

En un día soleado unos niños llamados Isabel, Gloria y Tomi esperaban impacientes el autocar de vuelta a casa. Estaban en Zaragoza, llevaban más de hora y media esperando. Cansados de esperar se sentaron al lado de un banco encima de las maletas formando un circulo, se encontraban en la plaza del Pilar rodeados de palomas y de gente. A pocos metros de donde descansaban había un hombre mayor de unos 63 más o menos. El hombre se aproximó lentamente y les sonrió, los niños asustados saludaron con timidez. Al instante apareció un hombre con túnica blanca, era el párroco de la iglesia que se acercó i le dijo:

-Manuel, me parece que te has dejado algo.

Manuel era pobre, vivía en la calle y el párroco le había traído una bolsa con un bocadillo de jamón y una botella de agua. Manuel le dio las gracias muy agradecido y cogió la bolsa desesperadamente. Los niños observando lo sucedido sintieron lástima, veían como el pobre hombre comía con ansiedad. Al principio pensaban que no sabía comer pero si sabía solo que con el hambre se le había olvidado. Manuel al ver como le miraban dejó de comer y guardó el bocadillo en la bolsa, les contemplo durante cinco segundos y aguardó hasta que se fueran. Hizo un gesto para hablar pero fue como si no tuviera fuerzas para hacerlo y Isabel le echó una mano:

-Me llamo Isabel. Dijo.

- yo Tomi, yo Gloria. Dijeron.

El hombre se encogió de hombros y siguió con lo que deseaba contar...Sabéis, -dijo- cuando era joven vivía en una casa muy grande con mi familia, a pocas manzanas vivía otra familia con la que trabamos buena amistad. Tenían una niña de mi misma edad (en esa época tendría unos 14 años), me gustaba esa chica. Un día de primavera el campo estaba cubierto de hermosas y coloridas flores, fuimos a jugar cuando de repente ella se torció el tobillo, la llevé en brazos hasta su casa y su familia como agradecimiento me invitó a cenar.

Les contó que fue una historia muy bonita. Al pasar un cuarto de hora seguían sentados allí atendiendo a las intrigantes palabras de Manuel y escuchando atentamente. Continuó...

En invierno mientras los pájaros emigraban y las flores descansaban, yo seguía montado en mi caballo llamado Black paseando tranquila mente cerca del río cuando se le iluminaron los ojos, había visto algo cerca de la orilla del río, la luz se reflejaba en el agua creando un dibujo y transmitiendo una paz y tranquilidad inmensa. Manuel se fue cabalgando y volvió pero esta vez no fue solo sino con la chica, en ese momento se dio cuenta de lo que sentía.?

Los niños todavía fascinados seguían escuchando,Manuel sonreía y estaba feliz. Ellos no sabían que cara poner en la situación transcurrida, era muy impactante el ver a Manuel lo poco que necesitaba para sonreír, les agradecía el haber escuchado sus historias.

Al fin llegó el autocar, los niños abandonaron sus puestos y se pusieron en marcha. A Manuel le sentó mal el saber que se iban y nunca más los volvería a ver, ellos les dieron las gracias por todo y Manuel contestó que gracias a ellos por haberle escuchado.

Mientras se alejaba el autocar a Manuel se le cayeron unas pocas lágrimas de felicidad y saludó con la mano, en ese momento Isabel, Tomi y Gloria aprendieron una gran y hermosa lección.

Se sintieron alagados al darse cuenta de la amistad que llegaron a conseguir en tan solo una hora y lo que habían aprendido. Esa experiencia les cambió la vida.

Cuando llegaron a casa se lo contaron a su familia la que les contestó que por duro que sea, esa es otra realidad.

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